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Cuestiones sobre la memoria- Mohamed Khamlichi

Tras la organización con la organización de audiencias públicas y la iniciación de un debate por la Instancia Equidad y Reconciliación acerca de la experiencia marroquí en materia de justicia transicional (abril de 2004-noviembre de 2005), se produjo la necesidad de preservar la memoria del período transcurrido entre (1956-1999).

Ciertas experiencias internacionales en materia de justicia transicional (América Latina, África, Asia, etc.) trabajan para restaurar su memoria y su pasado doloroso. Por lo tanto, la memoria constituye actualmente un elemento esencial en las experiencias de justicia transicional en vista del gran simbolismo que representa en el proceso de la búsqueda de la verdad y el logro de la (reconciliación).

Cuando la memoria es colectiva, transmite el sentido de su fuente de referencia, de la víctima, como ser biológico y psicológico, hacia la comunidad. De hecho, la memoria vuelve a las pasadas violaciones para recuperar y reparar los daños materiales y morales sufridos. Por lo tanto, este paso puede ser considerado como una condición necesaria para establecer una justicia transicional que establece la reconciliación y asienta la base de las relaciones democráticas caracterizadas por el respeto de los derechos humanos.

La memoria en Marruecos refleja la voluntad individual y colectiva de avanzar hacia un futuro mejor. A partir de ello, la mayoría de las víctimas de los años de plomo están convencidas de la necesidad de preservar la memoria y evitar el olvido de este pasado individual y colectivo. La memoria tiene especificidades que deben ser reconocidas en el marco del respeto de los derechos individuales, comunitarios y regionales. Dicho esto, si la legitimidad de la memoria se basa en los derechos humanos, a cambio, da lugar a otro derecho, que es simplemente el derecho al olvido.

La memoria constituye puntos de convergencia de lo histórico, político, estético... su restitución da sentido a las personas, los eventos y los lugares, que se manifiestan en forma de historias orales, escritas y audiovisuales (pintura, escultura, museos, gráficos, centros de detención, cementerios, documentales, etc.)

Por lo tanto, la preservación positiva de la memoria, en cualquier país, refleja el deseo de sacar lecciones del pasado de las graves violaciones de los derechos humanos. También es una manera de quitar el velo sobre las memorias oprimidas y marginadas para expresar las necesidades de las víctimas y sus familias, y todos aquellos que han sufrido las atrocidades individuales y colectivas. Aunque no existe una fórmula única para abordar el tema de la memoria de las pasadas violaciones, la percepción de las necesidades de las víctimas y sus familias, y todos aquellos que sobrevivieron a los horrores de la violencia de las instituciones de seguridad del Estado es un elemento clave en el proceso de la preservación de la memoria.

La memoria, en este marco, es un derecho humano que libera la palabra y la expresión, y un deber social y político del Estado y todos los actores políticos que contribuyen a la planificación del proceso de liberalización de la vida política, cultural, etc.

En este contexto, la recomendación de la Instancia Equidad y Reconciliación, relativa a la preservación de la memoria, implica también "el no olvido", de la memoria silenciada y marginada asegurando que las generaciones futuras, pueden percibir mejor las voces de las víctimas, incluso después de la publicación del informe final de la Instancia.

Si bien los libros de historia registran la historia de las víctimas, la memoria debe llamar los ciudadanos a participar en una dinámica viva y continua, no sólo sobre el pasado, con sus eventos y enseñanzas, sino también la forma en que se recuperaría la memoria. Así se crea una memoria plural, en la perspectiva de crear una memoria colectiva, que beneficia a los ciudadanos en el presente, mientras que aspiran a un futuro de convivencia y ciudadanía para las generaciones futuras, en el marco del respeto de los valores de derechos humanos.

El "derecho a la memoria", y la garantía de las condiciones necesarias para su preservación, es una demanda civilizada por excelencia que llama el Estado y todas las categorías sociales a reclamar, aunque esta memoria nos lleva de nuevo a períodos dolorosos, como los "años de plomo". La memoria del pasado permite así honrar a aquellos que murieron o que fueron perseguidos, e incluso sus familiares y amigos.

En este marco interviene el programa de acompañamiento de las recomendaciones de la IER en materia de Archivos, Historia y Memoria, cuya aplicación está a cargo del CCDH, para responder a una serie de cuestiones, entre ellas:

1/¿Cómo podemos ponerse de acuerdo sobre la necesidad de construir una (memoria o memorias), frente a los retos y limitaciones de los conflictos políticos pasados que han dado lugar a graves violaciones de los derechos humanos?

2/¿Cómo podemos, a través de la preservación de los lugares de detención secretos, y la construcción de museos sobre la memoria de violaciones, apoyar la política de reparación comunitaria (en beneficio de la población local, considerada como víctima indirecta de violaciones que han afectado su región)?

3/ ¿Cuáles son las posibles garantías, mediante la preservación de la memoria, para que estas violaciones no se repitan y no haya impunidad de nuevo.

4 / ¿Qué medidas se pueden tomar durante la celebración de los nombres de las víctimas y la exposición de sus nombres en los lugares públicos y museos en el desarrollo de una pedagogía de la educación para la ciudadanía y respeto de los derechos humanos? Y el apoyo al desarrollo social, cultural?

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